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Saut Mathurine: la joya secreta donde Haití se vuelve infinito

A solo minutos de Les Cayes, una cascada monumental se abre paso entre selva, acantilados y piscinas naturales que parecen de otro mundo. Un viaje imprescindible para quienes buscan naturaleza pura y aventura real

A apenas cuarenta minutos por carretera desde la ciudad costera de Les Cayes, existe un rincón donde la naturaleza parece haber decidido desplegar toda su fuerza escénica. Saut Mathurine, la cascada más grande de Haití, ofrece su espectáculo más majestuoso entre mayo y junio, cuando las lluvias dan vida al río Cavaillon. Claro que, como suele ocurrir en los destinos más auténticos, ese es también el momento en que el camino se vuelve más aventurero y menos amable para los viajeros distraídos.

Durante la temporada húmeda, el Cavaillon ruge con un ímpetu casi primordial. El estruendo del agua cayendo se escucha incluso antes de ver la cortina blanca que irrumpe entre las paredes del barranco. En enero, el mes más seco del país, la cascada puede reducirse a un murmullo o incluso detenerse, pero la magia del lugar permanece inalterable: la piscina natural, de un azul que oscila entre el aguamarina brillante y el verde cristalino, sigue siendo uno de los sitios más hermosos para nadar en la región. La jungla que rodea el barranco mantiene su exuberancia dramática durante todo el año, como un escenario natural que no entiende de estaciones.

La escena tiene una fuerza cinematográfica. Desde la base, la cascada cae con estrépito sobre la piscina prístina, mientras la mitad del espejo de agua se abre al visitante con suavidad; la otra mitad, en cambio, se protege con acantilados cubiertos de árboles, enredaderas espesas y musgos centenarios. En el extremo más distante, el agua se desborda en forma de rápidos que continúan su curso por el barranco, mientras un coro de aves exóticas acompaña el sonido permanente de la caída.

Del lado accesible, una repisa de adoquines permite acercarse con seguridad al borde del agua. Pero nada reemplaza la experiencia de sumergirse: Saut Mathurine es un sitio ideal para nadar, un paraíso líquido que muchos locales incluso prefieren por sobre la famosa Playa Gelée. El agua es fría, sí, pero bajo el sol tropical —casi garantizado todos los días— se convierte en un placer imprescindible. Basta un par de horas allí para olvidar medio año de preocupaciones.

Para quienes buscan una perspectiva distinta, un sendero lateral asciende hasta la parte superior de la cascada. Desde allí, la vista sobre el barranco es magnífica y es posible acceder a pequeñas piscinas naturales formadas por el propio río.

Si Les Cayes rara vez figura en la agenda del turista promedio —más inclinado a visitar Jacmel o Saint-Louis-du-Sud, por su cercanía a Puerto Príncipe—, llegar hasta aquí tiene recompensa asegurada. Y si uno ya se encuentra tan al oeste, sería un error imperdonable dejar Saut Mathurine fuera del itinerario.


Cómo llegar

Saut Mathurine no solo está fuera del circuito habitual: está literalmente fuera del camino. El acceso se realiza por una ruta sin pavimentar, por lo que un vehículo 4×4 no es opcional sino indispensable. En Les Cayes pueden alquilarse sin dificultad, y si el viajero no está habituado a la conducción en terrenos complicados, muchas compañías ofrecen también un conductor experimentado. Para los amantes de la aventura, en cambio, el trayecto es parte del encanto.

La entrada a la cascada se encuentra señalizada por una abertura en el muro perimetral del parque. Una vez dentro, el entorno sorprende por su amplitud. No solo está la cascada: senderos bordean el río, escalones tallados en la roca permiten adentrarse en la vegetación y una pequeña boutique exhibe artesanías locales. Hay también un restaurante para quienes quieran prolongar la experiencia entre sabores regionales.

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