Cultura
Al-Faw: el legado saudita que dialoga con el mundo desde las arenas del pasado
Arabia Saudita impulsa la valorización internacional de su patrimonio milenario revelando la grandeza de una ciudad que resistió el paso del tiempo y hoy vuelve a ser narrada
En las profundidades del desierto saudita, donde el viento sopla sobre ruinas silenciosas y la arena guarda secretos milenarios, emerge el legado de Al-Faw, un yacimiento arqueológico que ofrece una ventana privilegiada al pasado preislámico de la Península Arábiga. Al-Faw es testimonio de una civilización sofisticada que floreció en el cruce de caminos comerciales, culturales y espirituales.
Ubicada en el sur del actual Reino de Arabia Saudita, entre la región de Riad y el desierto de Rub al-Jali, la ciudad de Al-Faw fue la antigua capital del reino de Kinda, una entidad política y cultural que alcanzó su esplendor entre los siglos I a.C. y IV d.C. Gracias a investigaciones arqueológicas desarrolladas desde mediados del siglo XX por la Universidad Rey Saud, el sitio ha revelado una compleja red urbana: viviendas, mercados, tumbas monumentales, altares y, sobre todo, una sorprendente serie de inscripciones.
Es precisamente uno de estos artefactos epigráficos, hallado en el sitio, el que ha captado recientemente la atención del público masivo que a diario pasa por el Stand de Arabia Saudita en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Más allá de su contenido literal, esta pieza —escrita en una lengua arábiga antigua— confirma la existencia de una estructura social organizada, con prácticas religiosas complejas y una cosmovisión arraigada en el entorno árido que los rodeaba.

El artefacto de Al-Faw es mucho más que un objeto arqueológico: es una voz que emerge desde las profundidades del tiempo para narrar la historia de un pueblo que precedió al islam, pero que forma parte del continuo cultural que dio origen a la identidad saudita contemporánea. En este sentido, el Reino de Arabia Saudita no solo preserva ruinas, sino que construye un relato identitario que une pasado y presente, en diálogo con el mundo.
En línea con la Visión 2030, que promueve la valorización del patrimonio y el turismo cultural, las autoridades sauditas han comenzado a integrar sitios como Al-Faw a sus propuestas diplomáticas y de cooperación internacional. En exposiciones itinerantes, publicaciones académicas y foros culturales —como la Feria del Libro de Buenos Aires—, estos hallazgos se presentan como símbolos de una Arabia Saudita que mira al futuro sin renunciar a sus raíces.

Así, el artefacto de Al-Faw no solo conecta a los sauditas con sus antepasados, sino que invita al público global a reconsiderar la riqueza cultural de la península arábiga más allá de los tópicos habituales. En cada línea grabada en piedra, resuena una verdad universal: las civilizaciones no desaparecen mientras haya quien escuche sus palabras antiguas.
Su historia se remonta a 8 siglos consecutivos y se extiende por una distancia de 5 kilómetros de norte a sur.

En la antigüedad, la aldea de Al-Faw fue la capital del Reino de Kinda y jugó un papel importante en la historia de la Península Arábiga durante más de cinco siglos. El pueblo se convirtió en un importante centro comercial en la ruta del incienso entre el sur de Arabia y Mesopotamia, y era conocido como el “pueblo del anciano”. También fue testigo del paso de la antigua Ruta de la Seda, conocida como la Ruta de Najran.
El pueblo de Al-Faw quedó olvidado durante mucho tiempo, oculto a la vista por la historia, hasta que fue descubierto por arqueólogos saudíes de la Universidad Rey Saud en 1972. A partir de ahí, comenzó un largo viaje de investigación, descubrimiento y excavación para descubrir la civilización de Al-Faw y su antiguo patrimonio en la Península Arábiga, dirigido por el gran arqueólogo Dr. Abdulrahman Al-Tayeb Al-Ansari, a quien se le atribuye el descubrimiento de Al-Faw y el estudio de sus antigüedades.
El pueblo arqueológico Al-Faw se ubica a 100 km al sur de la gobernación de Wadi Al-Dawasir, con vistas a la frontera noroeste del desierto de Rub’ al-Khali y a 700 km al suroeste de la capital saudí, Riad.
Las excavaciones han demostrado que el sitio fue un importante centro comercial y urbano en la Península Arábiga cinco siglos antes de Cristo.

Este pueblo, cuya historia se remonta a siglos atrás, está situado en la intersección de la Gobernación de Wadi Ad-Dawasir y las montañas Tuwaiq, en la antigua ruta comercial conocida como la carretera Najran-Al-Jarrah. Esto le dio una gran importancia en su época, convirtiéndolo en un centro comercial para las caravanas comerciales entre el sur de la Península Arábiga y su noreste.
La historia de “Qaryat”, o “Al-Faw”, o “Dhat Kahl”, según indican fuentes y escritos antiguos, se remonta a cinco siglos antes del Islam. Fue la capital del “Reino de Kinda” desde el siglo IV a.C. hasta principios del siglo IV d.C. En su estudio titulado “Qaryat al-Faw… Ciudad de los Templos”, Al-Ansari describe la importancia de esta civilización, cuya edad de oro duró ocho siglos. Esta ciudad era conocida como la aldea de “Dhat Kahl” en los antiguos textos del sur de Arabia, y durante su apogeo sus habitantes la llamaban la aldea de Al-Hamra o Dhat al-Janan. Hoy en día, la gente de la región lo llama “Qaryat al-Faw”. Sus ruinas se extienden por una distancia de no menos de tres kilómetros a lo largo de Khashm Tuwaiq y un kilómetro de ancho.
La importancia de Al-Faw proviene de su ubicación en la ruta de las caravanas comerciales, lo que tuvo un impacto significativo en la vida de sus habitantes y su contacto con otras naciones. Las excavaciones han revelado que la ciudad creció y se desarrolló gradualmente desde un punto de tránsito para caravanas hasta una importante estación comercial en la rama oriental de la ruta comercial que se extendía desde el sur de la Península Arábiga a través de Najran hasta el Golfo Pérsico y Mesopotamia, hasta que se convirtió en un centro económico, religioso, político y cultural en el medio de la Península Arábiga, y una poderosa capital del “Kinda State” en su era temprana. Esta ubicación estratégica la obligó a desempeñar diversos roles en la vida pública, el más importante de los cuales fue el religioso, como lo evidencian los templos, monumentos y altares que caracterizaron la vida allí, tanto así que su nombre llegó a asociarse en antiguas inscripciones árabes con la deidad “Kahl”.
Según investigadores de la Universidad Rey Saud, el descubrimiento del sitio de Al-Faw comenzó a principios de la década de 1940, y las excavaciones continuaron bajo la supervisión de varios científicos y académicos, contribuyendo a la expansión de la historia de este importante pueblo arqueológico en la historia de la humanidad.

El redescubrimiento de Al-Faw se atribuye al difunto arqueólogo e historiador saudí Abdul Rahman Al-Ansari, quien dirigió la excavación de esta aldea enterrada, un proceso que duró casi cuarenta años.
Según Al-Ansari, la región de Al-Faw “gozaba de distinguidas relaciones con varios reinos del sur, entre ellos Saba, Ma’in, Qataban, Hadhramaut y Himyar. Estas relaciones contribuyeron al desarrollo de Al-Faw como un importante centro religioso en Arabia central”.
Al-Faw es rica en antigüedades, artefactos, torres, plazas y mercados. Sus habitantes eran aficionados a la agricultura, ya que se encontraron numerosos pozos de agua, de gran tamaño y anchos, que sumaban 17. Además, se encuentra en un valle que se inunda ocasionalmente, por lo que excavaron canales y plantaron palmeras, viñedos y cereales. También techaron sus casas con troncos de árboles y palmeras, e importaron madera local para fabricar puertas y ventanas.
Los habitantes de Kinda contribuyeron a la construcción de las mayores civilizaciones de su tiempo, ya que construyeron sus palacios con los estilos más bellos y erigieron sus templos con piedras que tallaron con una creatividad que todavía se mantiene en Al-Faw hasta el día de hoy como testigo de su asombrosa maestría. Se distinguían por su vestimenta, la fabricación de sus utensilios y la variedad de sus decoraciones. Vivieron una vida llena de cultura propia, la cual quedó preservada en sus inscripciones y grabados, indicando el lujo del que disfrutaban.

Los esfuerzos del Reino para preservar el patrimonio
Los esfuerzos para explorar el sitio de Al-Faw comenzaron en la década de 1940 después de que un equipo de empleados de Saudi Aramco lo visitara durante un viaje de exploración petrolera. Posteriormente, el número de equipos de excavación aumentó, pero el más destacado fue el de la Universidad Rey Saud, dirigido por el profesor de arqueología de la universidad, Dr. Abdul Rahman Al-Ansari, de 1970 a 2003.
La fama de la aldea de Al-Faw proviene de su ubicación en la carretera Najran-Al-Jarrah, que une el sur de la Península Arábiga con su noreste. Por lo tanto, fue una parada comercial para las caravanas que partían de los reinos de Saba, Ma’in, Qataban, Hadhramaut y Himyar, en dirección a Najran, y de allí a Al-Faw, Al-Aflaj y Al-Yamamah, para luego dirigirse al este hacia el Golfo, o al norte hacia el valle del Tigris y el Éufrates y el Levante.
Los componentes arquitectónicos de la ciudad ofrecen una idea del patrón de construcción de las ciudades árabes en la Península Arábiga antes del Islam. La UNESCO incluyó el Paisaje Cultural Arqueológico de Al-Faw en su Lista del Patrimonio Mundial el 27 de julio de 2024.



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