Bélgica honra a su monarca: Celebración del Día del Rey en Buenos Aires
Una recepción diplomática en la residencia del Embajador belga reunió a autoridades, representantes extranjeros y referentes culturales para conmemorar una de las fechas más emblemáticas del Reino
El Día del Rey, una de las celebraciones más emblemáticas del Reino de Bélgica, posee una historia marcada por tradiciones dinásticas y decisiones protocolares que reflejan la evolución de la monarquía belga a lo largo de casi dos siglos. Durante el reinado de Leopoldo I, la festividad se conmemoraba el 21 de julio —fecha de su juramento, hoy Día Nacional de Bélgica— y también el 16 de diciembre, día de su nacimiento. Posteriormente, bajo Leopoldo II, la celebración fue trasladada al 15 de noviembre, coincidiendo con la fiesta de San Leopoldo en la liturgia germánica.
Con la llegada al trono de Alberto I, la festividad se movió al 26 de noviembre en honor a San Alberto de Oberaltaich. Sin embargo, tras el fallecimiento de la reina madre en esa misma fecha en 1912, el festejo regresó al 15 de noviembre. Esta fecha, no obstante, quedaba demasiado próxima al Día del Armisticio, conmemorado desde 1922 el 11 de noviembre. Para evitar superposiciones, el cardenal Mercier propuso adoptar la figura del beato Alberto Magno como santo de referencia belga y situar la celebración el 27 de noviembre.
La canonización de Alberto Magno en 1931 y su incorporación al calendario romano el 15 de noviembre llevó a fijar de manera definitiva el Día del Rey en esa fecha a partir de 1934, al inicio del reinado de Leopoldo III, unificando así las festividades de San Leopoldo y San Alberto. Inicialmente denominada “Fiesta del Nombre de Su Majestad el Rey”, la celebración adoptó un nuevo nombre durante la regencia del príncipe Carlos (1944–1950), cuando el gobierno decidió, en 1945, utilizar la expresión “Fiesta de la Dinastía”, aludiendo solo indirectamente al soberano ausente.
Con la entronización del Rey Balduino I en 1952, se estableció oficialmente la denominación Día del Rey, vigente hasta la actualidad. Aunque ocasionalmente aún se emplea “Fiesta de la Dinastía”, una circular del Primer Ministro Jean Van Houtte, emitida en 1953, dejó claro que dicho término ya no correspondía al uso oficial.
En la Argentina, esta fecha de profundo significado institucional fue celebrada por Su Excelencia Hubert Cooreman, Embajador del Reino de Bélgica, quien ofreció una recepción multitudinaria en los jardines de la Residencia. El encuentro reunió a autoridades del Gobierno argentino, miembros del cuerpo diplomático acreditado en Buenos Aires e invitados especiales, en un clima de cordialidad y respeto que reflejó la vigencia de los sólidos vínculos bilaterales entre ambas naciones y la solidez de la tradición monárquica belga.