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Organismos Internacionales

El Comercio Digital y Electrónico debe beneficiar a todos

Significan oportunidades sin precedentes para que las empresas participen en el comercio transfronterizo

En una reunión titulada “Reglamentación mundial del comercio digital y del comercio electrónico: ¿Qué se necesita?”, organizada el 1° de abril por el Gobierno de Dinamarca en el marco de la Semana del Comercio Electrónico de la UNCTAD, el Director General Azevêdo dijo claramente que el comercio electrónico encierra un enorme potencial, pero que hay que tener conciencia de los retos que supone en esferas como la conectividad y la infraestructura. “Debemos estar dispuestos a aprender unos de otros para entender mejor el tipo de marco normativo que propiciará un entorno de comercio electrónico que beneficie a todos.”, añadió.

Esta conversación sobre el comercio digital y el comercio electrónico nos concierne a todos. Internet y las nuevas tecnologías están teniendo un gran impacto en nuestras vidas – de una manera que no podíamos haber soñado hace unos años.
Así que no debería sorprender que también estén transformando la forma en que comerciamos.
El comercio electrónico es un aspecto cada vez más importante de la economía actual. Ofrece oportunidades para superar algunos de los obstáculos tradicionales al comercio, incluidos los costes asociados a la distancia física. Esto abre oportunidades sin precedentes para que las empresas participen en el comercio transfronterizo.
Por ejemplo, con sólo un teléfono y una conexión a Internet puede acceder a un mercado global. Ahora todos tenemos los medios para llegar a una red más amplia de consumidores y a una selección más amplia de productos de una gama más amplia de proveedores.
El cambio ya parece enorme, pero sólo estamos en el comienzo de esta revolución.
Un estudio de la OMC reveló que, al reducir los costos y aumentar la productividad, las tecnologías digitales podrían impulsar el comercio hasta en un 34% para 2030.
Esto podría ser un gran catalizador para el crecimiento y el desarrollo. Pero no podemos dar por sentadas estas oportunidades.
Si bien está claro que el comercio electrónico puede liberar un gran potencial, también debemos ser conscientes de los retos que implica.
En la actualidad, no todo el mundo puede acceder a las oportunidades que ofrece el comercio electrónico. Siguen existiendo grandes lagunas.
Por ejemplo, la conectividad sigue siendo mixta.
Según la UIT, la proporción de hogares con acceso a Internet en casa en los países desarrollados es dos veces mayor que en los países en desarrollo.
En los PMA, cuatro de cada cinco personas no están conectadas.
Esto es preocupante. Esta brecha podría ponerlos en clara desventaja en una economía cada vez más digital.
Las nuevas tecnologías deben aprovecharse para hacer frente a los desafíos y desigualdades persistentes, y no para exacerbarlos.
Y, por supuesto, no se trata sólo de la brecha de conectividad.
Incluso cuando se está conectado, otros obstáculos, como una infraestructura deficiente o marcos normativos inadecuados, pueden seguir planteando grandes barreras.
Sin el marco adecuado, existe un claro riesgo de que los grandes actores dominen cada vez más, dejando atrás a las empresas más pequeñas.
Entonces, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo podemos hacer del comercio electrónico una fuerza verdaderamente inclusiva?
Si bien es necesario realizar mucho trabajo a nivel nacional, las iniciativas a nivel mundial también pueden desempeñar un papel importante.
El comercio electrónico ha alcanzado un alto nivel en los debates a nivel internacional. Estamos viendo un número creciente de iniciativas en este frente.
Por ejemplo, actualmente existe un número creciente de acuerdos regionales con disposiciones que abordan cuestiones específicas de comercio electrónico. En la actualidad, alrededor del 30% de los ACR notificados a la OMC contienen disposiciones sobre comercio electrónico, y este número está destinado a aumentar.
Esto parece indicar que los países están tomando medidas -regional y bilateralmente- para intentar regular el comercio electrónico transfronterizo.
Y también se están haciendo esfuerzos para lograr un enfoque más coordinado.
En los últimos años, en la OMC, hemos sido testigos de un creciente interés en debatir cuestiones de comercio electrónico con más detalle.
A nivel multilateral, los miembros prosiguen la labor exploratoria en el marco del actual programa de trabajo sobre comercio electrónico. Se están celebrando debates en nuestros órganos ordinarios y bajo los auspicios del Consejo General de la OMC. La atención se ha centrado en evaluar el impacto y el alcance de la decisión adoptada por los miembros de no imponer derechos de aduana a las transmisiones electrónicas.
Al mismo tiempo, hemos logrado importantes avances en otros frentes.
En nuestra Conferencia Ministerial de Buenos Aires en 2017, 71 miembros de la OMC firmaron una Declaración Conjunta para explorar nuevos trabajos sobre el comercio electrónico. Esto incluye a los miembros desarrollados, en desarrollo y menos desarrollados.
Aunque no todos los miembros participan en estas conversaciones, están ganando impulso, y los proponentes tienen claro que están abiertos a cualquier miembro que quiera unirse.
El compromiso ha sido muy alto hasta ahora, y el arduo trabajo de los miembros ha comenzado a dar sus frutos. A principios de este año, 76 miembros de la OMC anunciaron su intención de iniciar negociaciones sobre los aspectos del comercio electrónico relacionados con el comercio.
Esta es una señal muy positiva de lo que es posible dentro de la OMC. Los miembros están dispuestos a ser flexibles e innovadores para progresar.
Las cuestiones planteadas en estos debates están en sintonía con el debate más amplio sobre el comercio electrónico.Entre ellas se incluyen, por ejemplo:

La facilitación de las transacciones de comercio electrónico, como las medidas de facilitación aduanera, el comercio sin soporte de papel, la firma electrónica y los pagos electrónicos;cuestiones relacionadas con el acceso a los mercados y los flujos de datos; cuestiones relativas a los datos personales y de los consumidores; y transparencia de las medidas y reglamentaciones relativas al comercio electrónico.
También se ha planteado la necesidad de abordar la brecha digital.

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