Al contrario que otros países, la mayoría de las naciones latinoamericanas enfocan la celebración de su independencia en el inicio del proceso, en vez de en la consumación. Ese momento de heroísmo es el que veneran con pasión los mexicanos el 15 y 16 de septiembre, los días de 1810 en que los nativos y criollos se alzaron en armas para desprenderse, tras más de tres siglos de ocupación, del yugo español.
Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, los habitantes del que entonces se llamaba Virreinato de Nueva España -que se extendía desde lo que hoy es Costa Rica hasta la frontera actual entre Estados Unidos y Canadá, aunque sin abarcar todo el territorio- se fueron impregnando de las ideas de la Ilustración europea, que promovían la libertad, la igualdad y los derechos individuales. Es por ello que, años antes de que sucediese el simbólico Grito de Dolores, los intelectuales criollos empezaron a cuestionarse el sistema colonial y a solicitar reformas a la Corona.
¿QUÉ PASÓ EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1810 EN MÉXICO?
El sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla -quien fue posteriormente bautizado como Padre de la Patria- había estado participando en las conversaciones clandestinas de Querétaro desde 1809, junto a otros grandes personajes heroicos que más tarde también ocuparían un lugar especial en el imaginario de los mexicanos: «La Corregidora» Doña Josefa Ortiz de Domínguez, su esposo Miguel Domínguez, Ignacio Allende, Juan Aldama, los hermanos Epigmenio y Emeterio González, entre otros. En estas reuniones, reclutó partidarios y construyó armamento para preparar una insurrección.
La madrugada del 16 de septiembre de 1810 por fin las aspiraciones parecieron estar más cerca de hacerse realidad, cuando Hidalgo, tras saber de la conciencia del Gobierno Virreinal acerca de las conspiraciones en su contra, tocó la campana de Dolores y pronunció el famoso Grito de Independencia, en el que expuso sus “vivas” a la Virgen de Guadalupe, a la Iglesia católica, a la independencia y a América, y sus “muertes” al mal gobierno, a las injusticias y a los gachupines -los españoles nacidos en España.
A partir de ese hito, comenzó en Dolores el levantamiento de armas en pos de la Independencia de México, pero pronto se extendió la revolución a otras regiones del país, con líderes como José María Morelos, quien posteriormente conquistó la mayor parte del sur y centro del país, y el antes mencionado Juan Aldama, quien participó en las jornadas de Guanajuato y Monte de la Cruces, así como en la derrota de Puente de Calderón, en 1811, en la que el sacerdote Hidalgo fue juzgado y fusilado.
En tal sentido dicha celebración del Día de la Independencia de México comienza en la noche del 15 de septiembre, cuando el Presidente de la Nación da el Grito de Dolores desde el Palacio Nacional, mientras hace sonar la campana que usó el cura Miguel Hidalgo y Costilla, uno de los impulsores de la independencia mexicana en 1810, para llamar al pueblo de Dolores a levantarse en armas contra del Virreinato.
El Grito de Independencia es uno de los eventos históricos más importantes de México, pues marca el inicio de la lucha por la independencia y se conmemora cada 15 de septiembre.
En cambio, el 16 de septiembre, es la fecha dispuesta en el calendario oficial mexicano para conmemorar el Día de la Independencia del país de España. Sin embargo, ese día de 1810 en realidad marcó el inicio de la revolución que duró hasta el 27 de septiembre, de 1821.
Durante esta ceremonia, llamada “El Grito”, el primer mandatario mexicano hace sonar la campana mientras hace el siguiente llamado
“¡Mexicanos! ¡Vivan los héroes que nos dieron patria! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Allende!
¡Viva Aldama! ¡Viva la independencia Nacional! ¡Viva México!, ¡Viva México!, ¡Viva México!”
Tras el “Grito de Dolores”, las calles de las ciudades de México se llenan de fiesta. Por todos los sitios ondean las banderas y pueden verse a muchos mexicanos luciendo los trajes típicos del país.
Durante la celebración del Día Patrio de México, las calles se llenan de puestos de comida en los que degustar el tradicional pozole (un caldo compuesto de granos de maíz, chile y carne de pollo o cerdo), aunque también las tostadas, las enchiladas o la pancita. Y por supuesto, como en toda fiesta mexicana que se precie, no debe faltar un buen tequila, cerveza o, para quienes busquen un poco de picante, una michelada.
Además, en esta fecha tan especial para los mexicanos, muchas veces las comidas se realizan de tal manera que imitan los colores de la bandera. Los pozoles se hacen rojos, verdes y blancos (de camarón) al igual que en el arroz o las tortillas se juega con las salsas verdes y rojas para honrar la Independencia.
En la República Argentina, la Embajadora de dicho país, Su Excelencia, Lilia Rossbach Suárez, celebro esta fecha tan significativa con una recepción en su Residencia. A la misma asistieron autoridades del Gobierno argentino, cuerpo diplomático acreditado en Argentina e invitados especiales.