Embajadas extranjeras
Turquía, cuarto aniversario del intento de golpe de Estado
El 15 de julio el pueblo turco –a petición del Presidente Erdoğan- impide el golpe
Por Ş. Vural Altay
Embajador de la República de Turquía en Buenos Aires
La fecha del 15 de julio de 2020 marca el cuarto aniversario de uno de los momentos más oscuros en la historia de la Turquía moderna. El 15 de julio de 2016, la Nación Turca ha dado una de las luchas más gloriosas de la democracia en toda la historia de la humanidad al unirse contra los miembros golpistas de FETÖ, una organización terrorista gobernada y comandada por un supuesto clérigo con sede en Estados Unidos llamado Fetullah Gülen, que intentó derrocar al Gobierno democráticamente electo de la República de Turquía, y quien tenía como fin último alcanzar su objetivo general de llevar a Turquía hacia el caos y los disturbios.
Esa noche, la Nación Turca dio una lección a los golpistas dentro de las fuerzas armadas turcas
quienes habían tomado el control de puntos estratégicos en varias ciudades, como y los puentes del Bósforo y del Fatih Sultán Mehmet en Estambul y las bases militares claves, bombardearon por aire al Parlamento turco, intentaron asesinar al Presidente de la República de Turquía y no dudaron en derribar a los civiles inocentes con tanques, matando a 251 personas e hiriendo a miles. A petición del Presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, el pueblo turco se lanzó a las calles y detuvieron a los golpistas a costa de sus vidas.
Lo que el denominado autor intelectual Fetullah Gülen y sus seguidores realmente intentaron llevar a cabo esa noche fue en realidad solo la parte superficial del iceberg de esta compleja y clandestina organización terrorista, que no tiene precedentes en términos de su alcance global, ambiciones y métodos.
Turquía sufrió golpes de estado durante casi los mismos períodos que Argentina en 1960 y en 1980. No voy a recordar cómo un golpe afecta a una nación aquí. Sin embargo, debo decir que, por orden de Fetullah Gülen, lo que la fracción del ejército y los miembros civiles de FETÖ pretendieron esa noche no fue solo un intento de golpe de estado, sino que, conforme lo muestra una extensa compilación de pruebas objetivas, fue el ataque terrorista más sangriento en la historia de Turquía.
FETÖ comenzó sus actividades maliciosas en la década de 1970 bajo la apariencia de un movimiento educativo benigno que estableció escuelas en Turquía y más tarde en todo el mundo haciendo obras de caridad. Sin embargo, resultó que esto era solo un disfraz para su campaña de infiltración donde los niños y sus padres eran reclutados con la promesa aparentemente inocente de una mejor educación y un buen trabajo.
Ahora entendemos que este fue el primer paso de una campaña de infiltración. Estos niños eran llevados a esta escuela con ayuda académica y financiera y quedaban especialmente sujetos a una mano dura en el adoctrinamiento. Así, se convirtieron en incuestionables soldados de a pie de Fetullah Gülen, que pretende ser el “elegido”. El objetivo era subvertir los fundamentos democráticos del Estado Turco y establecer uno nuevo antidemocrático bajo el dominio absoluto de Gülen. También se les dijo a sus estudiantes que, para lograr su objetivo principal de tomar el control del estado, debían permanecer ocultos y abstenerse de toda creencia ética, religiosa o personal. De esta manera, otorgando gran importancia a la confidencialidad en su estructura y llamando a la confidencialidad como una “precaución”, la organización otorgó nombres en “código” a sus miembros además de sus nombres reales para garantizar la confidencialidad. De esta manera, se trata de una organización terrorista armada única y peculiar donde sus miembros de nivel inferior se conocen por sus nombres en código y que tiene una estructura de “tipo celular”.
Uno de los métodos para infiltrar a sus estudiantes en los puestos críticos del gobierno era proporcionándoles las respuestas a las preguntas de los exámenes de ingreso. Desde el servicio civil al militar, estos miembros de FETÖ sirvieron al cabecilla Fetullah Gülen, quien los instruyó desde su base en Pensilvania, EE. UU., y no al Estado turco.
El sistema operativo secreto de FETÖ se financió mediante transacciones ilegales en efectivo, lavado de dinero a través de compañías pertenecientes a miembros y donaciones de empresarios. FETÖ utilizó los medios de comunicación como una herramienta efectiva, al establecer empresas mediáticas para moldear la opinión pública a favor y en contra de cualquier persona, grupo o idea. Sus campañas de linchamiento no se limitaron a las plataformas de los medios, los miembros de FETÖ infiltrados en puestos estatales críticos abusaron de su poder para eliminar a quienes se oponían a la organización mediante escuchas telefónicas ilegales, elaboración de falsas pruebas, arrestos ilegales, intimidando y extorsionando a un gran segmento de la sociedad, incluidos políticos, empresarios, periodistas, e incluso a atletas y artistas, entre otros.
Algunos de los procedimientos judiciales para los miembros detectados de FETÖ aún están en curso, toda la evidencia objetiva, particularmente recopilada a partir de sus sistemas de comunicación secreta (ByLock, Eagle, etc.) e interceptaciones de instrucciones de FETÖ, así como, las investigaciones legales han demostrado que Fetullah Gülen es el administrador y cabecilla de la organización terrorista armada FETÖ y quien dio la orden de organizar el golpe.
El intento de golpe armado del 15 de julio demostró la determinación de FETÖ de utilizar el terror, junto con otros delitos, como medio para lograr su objetivo final. Con este acto, FETÖ se ha mostrado claramente al mundo como uno de los grupos terroristas más peligrosos. Por ello, la 16ª Sala Penal del Tribunal de Casación decretó el 24 de abril de 2017 mediante su sentencia de mérito No. 2015/3 y su decisión No. 2017/3 que FETÖ es una organización terrorista armada y la Asamblea de Salas Penales del Tribunal de Casación confirmó esta sentencia.
Varios países y organizaciones internacionales han declarado a FETÖ como organización terrorista. En este contexto, FETÖ ha sido declarado como una organización terrorista en el 43º período de sesiones del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), celebrado el 19 de octubre de 2016; en la Asamblea Parlamentaria Asiática se redactó una resolución análoga el 1º de diciembre de 2016, la cual fue ratificada en la 12ª Conferencia de la Unión Parlamentaria de la OCI el 27 de enero de 2017. Además de la República Turca de Chipre del Norte, el Tribunal Supremo de Pakistán declaró a FETÖ organización terrorista con el veredicto emitido el 28 de diciembre de 2018.
Aunque nuestra lucha contra FETÖ se ha llevado a cabo con éxito en Turquía de conformidad con los principios del estado de derecho y los derechos y libertades fundamentales, FETÖ ha sufrido una transformación significativa y ahora intenta sobrevivir en el extranjero haciendo uso de su estructura que está presente en alrededor de 160 países, con miles de escuelas, empresas, ONG, fundaciones, centros y medios de comunicación. Su modus operandi es el mismo en todo el mundo. A medida que intentan infiltrarse y ampliar su influencia económica y política global, constituyen una amenaza directa a la seguridad contra cualquier país donde operan.
Desafortunadamente, América Latina no es una excepción para FETÖ, consideramos que es un deber advertir a nuestras contrapartes latinoamericanas sobre los peligros y amenazas que esta organización terrorista plantea contra la seguridad de la región.