El 1 de enero de 1804, Jean Jacques Dessalines declaró a Haití una república libre, convirtiéndose en el primer país de América Latina y el Caribe en liberarse de la opresión colonialista. “Haití” fue adoptado como el nombre oficial después de la independencia de Saint-Domingue, como un tributo a los antecesores indígenas taínos, ya que la palabra, que significa “tierra de montañas”, proviene del arahuaco. Dado que para ese momento los combatientes y vencedores eran en su mayoría de ascendencia africana, Haití fue también la segunda nación libre del continente y la primera y única república de esclavos negros.
Esta isla antillana fue el primer territorio español en el Nuevo Mundo, conquistado por Cristóbal Colón en su primer viaje en 1492. Durante ese período su nombre fue La Española. Para el año siguiente ya había ocurrido un alzamiento de nativos indígenas que habían sido esclavizados para el trabajo minero y agrícola, principalmente, actividades económicas que comenzaron a rendir cuantiosas ganancias para los colonizadores.
Pocos años después, las terribles condiciones de explotación, junto con las enfermedades que habían traído los invasores, habían provocado un grave descenso poblacional entre los nativos, por lo que comenzó la introducción de personas capturadas en África por parte de piratas y otros criminales, que vieron en el tráfico de personas un nuevo y jugoso negocio. También comenzaron a llegar conquistadores franceses, quienes, después de negociaciones con España, se repartieron la isla. La parte francesa se llamó Saint-Domingue.
Así se fueron configurando dos grandes detonantes para la rebelión: por una parte, las condiciones atroces e inhumanas impuestas a los esclavos, y por otra las noticias sobre la emancipación de las colonias norteamericanas de la Corona inglesa.
La batalla de Vertieres y la Independencia de Haití
Después de que los franceses deportaran a Toussaint Louverture a Francia en 1802, uno de sus lugartenientes, Jean Jacques Dessalines, un antiguo esclavo que había alcanzado el grado de general en el transcurso de revueltas previas, decidió continuar la lucha nacional por la libertad de su pueblo. Toussaint Louverture había dicho: “al destronarme, sólo cortaste el tronco del árbol de la libertad negra en Saint Domingue. Florecerá desde sus raíces, que son numerosas y profundas.”
La Batalla de Vertières fue la última de una serie de batallas de la Revolución Haitiana. Se libró el 18 de noviembre de 1803 entre las fuerzas revolucionarias y populares haitianas y el cuerpo expedicionario francés de Napoleón, al que se le había encomendado la tarea de aplastar la rebelión y restablecer la esclavitud en la isla.
Antes de Vertières, Dessalines ya había derrotado al ejército francés varias veces y, a finales de octubre de 1803, las fuerzas locales ya habían adquirido gran parte del territorio de Saint Domingue.
Declaración de Independencia de Haití
La llamada Declaración de Independencia de Haití fue impresa como un panfleto, en el que se distinguen tres partes: en la primera, titulada Liberté ou La Mort, los generales haitianos se comprometieron a luchar contra el dominio francés hasta la muerte, si era necesario, para sostener la independencia respecto de Francia. En las páginas siguientes, el general en jefe Jean-Jacques Dessalines convocó a los ciudadanos de Haití a la defensa de la Independencia y del destino de la nación.
Como Dessalines, un antiguo esclavo, era analfabeto y no hablaba la lengua francesa, esta parte fue redactada por su secretario Louis Boisrond Tonnerre, así como el acta de independencia. En la última página los generales haitianos proclamaron a Dessalines como gobernador general perpetuo y se comprometieron a luchar y a obedecer ciegamente las leyes establecidas bajo su autoridad.
El 1 de enero de 1804, Dessalines, el nuevo líder bajo la constitución dictatorial de 1805, declaró a Haití una república libre en nombre del pueblo haitiano, a lo que siguió la masacre de los blancos que quedaban en la isla.
“Recuerda que sacrifiqué todo para volar a tu defensa —padres, hijos, fortuna— y que ahora no tengo más riqueza que tu libertad; que mi nombre se ha convertido en el horror de todos los pueblos que quieren la esclavitud. Déspotas y tiranos maldicen el día que nací, y si alguna vez rechazaras o recibieras murmurando las leyes que el genio que vela por tus destinos me ha dictado para tu felicidad, merecerías el destino de un pueblo ingrato.”
Dessalines se asignó todo el poder a sí mismo, al tomar el título de “gobernador general vitalicio”, que reemplazó nueve meses después por el de “emperador” con el nombre de Jacques I.
“Nosotros, generales y jefes de los ejércitos de la isla de Haití, plenos de reconocimiento por los beneficios que hemos recibido del general en jefe, Jean-Jacques Dessalines, el protector de la libertad de la que goza el pueblo. En nombre de la libertad, en nombre de la independencia, en nombre del pueblo a quien ha hecho feliz, le proclamamos Gobernador General vitalicio de Haití; juramos obedecer ciegamente las leyes emanadas de su autoridad, la única que reconoceremos. Le damos el derecho de hacer la paz, la guerra y de nombrar su sucesor.”
Durante su gobierno, Dessalines intentó restablecer la economía de las plantaciones mediante un sistema de trabajo forzado, pero en 1806 fue traicionado y brutalmente asesinado por sus colaboradores Alexandre Pétion y Henri Christophe, quienes, tras su muerte, se repartieron el poder de la nueva nación. Este golpe de Estado fue promovido por sectores acomodados, que más tarde se vieron afectados por la promulgación de una ley de reforma agraria con características revolucionarias.