Embajadas extranjeras
La increíble India, te conecta con su diversidad cultural
Ofreciendo opciones como el eco-turismo, el turismo cultural, las reservas forestales, la naturaleza, las personas, la gastronomía, y una gran cantidad de paisajes
En el marco de la visita que realizo el presidente de la Nación, Mauricio Macri a la India, en Febrero de este año firmó un Memorándum de Entendimiento (MOU) con el primer ministro Narendra Modi, en el cual ambos países profundizaran la cooperación bilateral en los sectores turístico, comercial y hotelero.
Al respecto, el secretario de Turismo Gustavo Santos, destacó que “estos acuerdos favorecen la información y el conocimiento sobre las mejores prácticas turísticas en India y Argentina”. En ese sentido manifestó que “cada país promoverá la cooperación y la comunicación directa entre los actores de los sectores turístico, comercial y hotelero a fin de profundizar la cooperación en materia de turismo”.
La india, nos ofrece una gran cantidad de opciones para tener una experiencia realmente impresionante como es el ecoturismo, el turismo cultural, las reservas forestales, la naturaleza, las personas, la gastronomía, y una gran cantidad de paisajes.
Sus paisajes, majestuosos en algunos lugares, son adornados por villas, palacios, monasterios y santuarios sagrados. Alberga tesoros naturales y culturales de primera magnitud. Es un país apasionante que ofrece una gran diversidad de posibilidades como safaris para conocer sus célebres tigres de la nieve, caza fotográfica de leopardos o sumergirse en el ambiente de cuento de sus palacios.
Icono indiscutible en cuanto a su arquitectura es el Taj Mahal, algunos lo consideran la 8va. maravilla del mundo. En 1983, fue reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. y el 7 de julio de 2007 como parte de las nuevas siete maravillas del mundo moderno.
Su construcción comenzó en 1632 y llevó 20 años terminarse. Los obreros provenían de India, Persia, Europa y el Imperio Otomano. El Taj Majal es un mausoleo construido en mármol blanco.
La construcción del Taj Mahal se inició después de la muerte de la emperatriz y duró veintidós años; intervinieron unos veinte mil trabajadores y costó cuarenta millones de rupias. Ésta se realizó según los planos de un consejo de arquitectos procedentes de India, Persia y Asia central, aunque parece que el auténtico inspirador fue el propio emperador. Se conocen los nombres de algunos de los maestros que participaron en la empresa: el turco Ismail Afandi, que diseñó las cúpulas; Qazim Khan, de Lahore; Chíranji Lal, de Delhi, que se encargó de los mosaicos; el cantero Amir Ah, de Beluchistán; Amanta Khan, de Shiraz (Persia), insigne calígrafo. El maestro de obras fue el turco Listad Isa; la leyenda cuenta que, cuando el edificio estuvo acabado, Jehan ordenó cortar su mano para impedir que pudiese repetir una obra semejante.
Lo cierto es que en Agra se reunieron las mayores riquezas del mundo: el mármol, principal material de construcción, fue transportado en elefantes desde el Rajasthan; jade y cristal de la China, turquesas del Tibet, lapislázuli de Afganistán, crisolita de Egipto, ágata del Yemen, záfiros de Ceylán, amatistas de Persia, coral de Arabia, malaquita de Rusia, cuarzo de los Himalayas, diamantes de Golconda y ámbar del océano Indico.
A poco de terminar la obra en 1656, Sha Jahan cayó enfermo y su hijo Sha Shuja se declaró a sí mismo emperador en Bengala, mientras Murad, con el apoyo de su hermano Aurangzeb, hacía lo mismo en Guyarat. Cuando Sha Jahan, muy enfermo ya, se rindió a los ataques de sus hijos, Aurangzeb le permitió seguir con vida en arresto domiciliario que cumplió en el cercano fuerte de Agra, el Fuerte Rojo, desde donde contemplaba el Taj Mahal a través de su ventana. En su lecho de muerte, a los 74 años, pidió que se le colocara un espejo para ver la tumba de su esposa. Se dice que cuando murió, miraba el Taj Mahal.
El hijo del Sha Jahan rompió con la simetría, por venganza, por envidia o por amor, al enterrar a su padre al lado de Mumtaz Mahal. Ella está representada por una pequeña loza, y el Rey, por un tintero, símbolo de la mujer como un papel en blanco en la que escribe su marido.
Al llegar a Nueva Delhi nos encontramos con el Raj Ghat un monumento dedicado a la memoria del padre de la India moderna, conocido como la Tumba de Gandhi. el gran Mahatma Gandhi; un lugar sencillo pero cargado de emotividad, sobre todo para los admiradores de este personaje histórico tan carismático.
Este lugar de peregrinación se encuentra en el Viejo Delhi, concretamente al sur del Fuerte Rojo de Nueva Delhi en la ribera del río Yamuna.
No podemos dejar de mencionar al ganador del Pritzker 2018 el arquitecto indio Balkrishna Doshi, colaborador de Le Corbusier; uno de los pocos pioneros de la arquitectura moderna en su país de origen y el primer arquitecto indio en recibir el Pritzker. Entre sus obras se encuentran edificios pioneros como el Instituto Indio de Administración (1977–1992), el estudio de arquitectura Sangath (1980) y el famoso proyecto de vivienda de bajo costo Aranya (1989). La filosofía humanista de Doshi estuvo determinada por sus raíces indias, su educación occidental y el contexto cambiante de la sociedad india desde principios de la década de 1950. Su vocabulario arquitectónico, tanto poético como funcional, fue fuertemente influenciado por lo que aprendió de Le Corbusier, con quien colaboró en el diseño de la ciudad india de Chandigarh.
Conocido por sus extraordinarios templos, los más populares al norte, en el Rajastán, donde se encuentra la ciudad rosada de Jaipur; y Udaipur, conocida por sus lagos. También en Jaysalmer, la ciudad dorada del desierto de Thar.
La capital de Rajastán es conocida de muchas maneras: el París de la India, la ciudad más colorida de Asia pero, sobre todo, como Jaipur, la Ciudad Rosa de la India, un apelativo que lejos de resultar abstracto puede apreciarse en el color de sus fachadas. También es ese tono rosáceo que adquiere el Palacio de los Vientos que suspira en el corazón de una ciudad ya de por si colorida gracias a sus bazares y elefantes tatuados.
Jaipur, la capital del Estado de Rajasthan, se le conoce como “la ciudad rosa” por el color de la arenisca con la que se construyeron algunos de los edificios de la antigua ciudad amurallada. El Palacio de los Vientos fue construido por el el Maharajá Sawai Pratap Singh en el año 1799. Entonces formaba parte del palacio de la ciudad y servía como extensión de la zenana o cámara de las mujeres, destinada al harén. Se dice que su diseñador, Lal Chand Usta, que hizo los dos pisos superiores un poco más estrechos para obtener un exquisito aspecto piramidal, lo que en realidad quiso fue dar al majestoso edificio la forma de la corona del dios Krishna. Sin embargo, la estructura exterior del palacio recuerda a la cola de un pavo real, un animal de gran simbolismo en India.
Con sus cinco pisos de altura, Hawa Mahal no está rodeado de jardines, como suele ser habitual en los palacios indios, sino que se asoma a la calle principal de la ciudad antigua, mostrando en todo su esplendor el arte rajput. Imposible no detenerse ante sus casi mil pequeñas ventanas de forma semioctogonal, deliciosamente talladas en arenisca rosa y roja con incrustaciones en óxido de calcio, que fueron construidas para que las mujeres pudieran ver, a través de ellas y sin ser vistas, el incansable vaivén de la gente de la ciudad. Una marea humana que no ha dejado de transitar en siglos, envuelta en ricos turbantes, negras trenzas y bellísimas telas salpicadas por la visión de algún camello o el paso cansado y un tanto errático de los asnos.
En el Palacio de los Vientos encontrarás un edificio diferente según el momento en que te acerques a él. A primera hora de la mañana, la tímida luz del sol embellece aún más el edificio. En cambio al atardecer, observarás cómo va cambiando de color según comienza a variar la tonalidad del cielo.
No existen escaleras que lleven a los pisos superiores, a los que se accede mediante rampas. Aunque hoy en día el palacio conserva poco más que la fachada, desde allá arriba uno siente que tiene la ciudad a sus pies. La misma sensación que en su día tuvieron las mujeres del harén, que encontraron tras los muros la libertad necesaria para observar la vida y, por unos minutos, sentirte parte integrante de ella.
En Guyarad, uno de los estados más industrializados de la India encontramos elegantes monumentos se codean con la sencillez de la arquitectura moderna donde podrá comprar las maravillosas sedas y brocados que tanto atrajeron a los comerciantes griegos y romanos.
Recorriendo Karnataka la tierra de una civilización perdida y de una civilización ganada. Aquí, rodeadas por el mudo yermo, encontramos las ruinas de Hampi. Conocida como la Ciudad de los Jardines, su tradición floral se remonta a los días del Sultán Tipu.
Podemos recorrer el corazón de la India, a través de la tierra de los valientes Marathas, retroceder en el tiempo y comenzar un emocionante viaje a traves de hermosos paisajes, con un tren de lujo llamado Deccan Odyssey.
Un magnífico templo, que no pueden dejar de visitar es el Templo del Lotus, obviamente inspirado en esta flor. Fue construido en 1986 y ha ganado varios premios de arquitectura.
Este templo representa la entrada al siglo XXI del misticismo y la religiosidad de India. El templo fue construido por los seguidores de la religión llamada Bahaísmo, una religión que pide la unión de toda la humanidad y de todas las religiones. Así que todos los practicantes de cualquier religión son bienvenidos a este templo.
Cómo así también el Templo de Meenakshi Amman: Un templo con más de 33 mil esculturas.
Este templo se encuentra en la ciudad de Madurai, en el sur de la India, una ciudad con más de 2500 años de historia.
El templo de Madurai cuenta con 14 torres de entre 45 y 50 metros y un espacio que suele albergar 15.000 personas al día. Se estima que hay más de 33.000 esculturas dentro del templo. Durante 10 días de los meses de abril y mayo se celebra el festival Meenakshi Tirukalyanam y más de 1 millón de personas visitan el templo.
En cuanto a la gastronomía podemos encontrar un amplio uso de las verduras locales además de aprovechar de gran manera todos los condimentos que hay en la región, razón por la que se suele decir que en la India se come muy condimentado en comparación a otros países. Por lo general el uso de carnes en sus recetas es muy poco usual, siendo en esto la religión un factor muy importante. Se dice que si en la India se consumen carnes es debido a la influencia francesa que tuvo en un corto periodo de su historia. Hablando de influencias, también es destacable mencionar a los musulmanes, quienes le dejaron al pueblo indio comidas tan populares hoy en día como el kebab, carne de cordero a la parrilla que muchos siglos atrás era definida como la comida de los reyes persas.
También se puede hablar de la colonización inglesa y el pequeño aporte que le brindó a la comida local. Por lo tanto, también se puede decir que la gastronomía de la India es en parte obra de la fusión de influencias extranjeras y como de a pocos esta fue incorporándose al gusto del pueblo indio.
El ajedrez, el algebra y la trigonometría tienen su origen en la India.
El ajedrez tiene su origen en la India, más concretamente en el Valle del Indo, y data del siglo VI d.C. Originalmente conocido como Chaturanga, o juego del ejército, se difundió rápidamente por las rutas comerciales, llegó a Persia, y desde allí al Imperio bizantino, extendiéndose posteriormente por toda Asia. La mayoría de los historiadores coinciden en ubicar el origen del ajedrez en la India en el siglo VII. El mundo árabe, adoptó el ajedrez con un entusiasmo sin igual: estudiaron y analizaron en profundidad los mecanismos del juego, escribieron numerosos tratados sobre ajedrez y desarrollaron el sistema de notación algebraica.