La Asamblea General de la Onu adoptó resoluciones que designan el año 2021 como Año Internacional de las Frutas y Hortalizas, el 21 de mayo como Día Internacional del Té y el 29 de septiembre como Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, en respuesta a las peticiones formuladas por la Conferencia de la FAO.
Sin una dieta saludable, no podemos esperar el poner fin a la malnutrición, y no erradicaremos el hambre a menos que reduzcamos las pérdidas de alimentos. Al destacar el valor de las frutas y hortalizas y el daño causado por la pérdida y el desperdicio de alimentos, las Naciones Unidas han dado un paso decisivo para promover sistemas alimentarios más justos, ecológicos y eficientes”, aseguró la Directora General Adjunta de la FAO para Clima y Recursos Naturales, Maria Helena Semedo. “Rendir tributo al té -añadió- es un merecido homenaje a las legiones de pequeños agricultores que ayudan a producir la que es la bebida favorita del mundo, después del agua”.
Otras resoluciones adoptadas por la Asamblea General de la ONU se centran en los progresos y retos relacionados con la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición; el desarrollo sostenible de las montañas; el papel de la tecnología agrícola; la importancia de las fibras vegetales naturales para los medios de subsistencia y el medio ambiente, y la necesidad de erradicar la pobreza rural.
La propuesta de hacer el 21 de mayo Día Internacional del Té fue liderada por la República Popular de China después de la 23a Sesión del Grupo Intergubernamental (IGG) sobre el té, celebrada en Hangzhou en mayo de 2018.
La observancia tiene por objeto reconocer y promover la contribución del té a la salud humana, la socialización, el desarrollo rural y los medios de vida sostenibles. El té es un importante cultivo comercial para millones de familias en los países en desarrollo y, como sector intensivo en mano de obra -incluido el procesado- la industria ofrece puestos de trabajo en zonas remotas y económicamente desfavorecidas.
El sector del té contribuye a los Objetivos cardinales de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, reduciendo notablemente la pobreza y erradicando el hambre mediante la creación de empleos, la generación de ingresos y la mejora de los medios de vida de las comunidades que participan en actividades de producción.