Pinta BAphoto es la única feria de arte especializada en fotografía de Latinoamérica con 19 años de trayectoria, que se realiza todos los años en Buenos Aires. Cada edición cuenta con la participación de más de 40 galerías de todas partes del mundo y secciones curadas por prestigiosos referentes del arte latinoamericano.
Boleslaw Senderowicz
Nació en Łódź, Polonia en 1922. Al poco tiempo, su familia emigró a Argentina para asentarse en Buenos Aires, ciudad a la que Senderowicz adoptaría como propia. Su acercamiento a la fotografía se dio desde temprano. A los quince años compró su primera cámara y aprendió a usarla de manera autodidacta, a la vez que comenzaba a interesarse por el dibujo y las bellas artes. En 1956, fundó su primer estudio fotográfico en el barrio de Palermo, aunque la pronta respuesta del público lo llevó a mudarse a un estudio más grande en la avenida Santa Fe, lugar donde trabajó hasta su muerte en 1994.
Senderowicz se desempeñó como fotógrafo de moda en la revista Claudia, una publicación de la Editorial Abril orientada a la mujer moderna de clases medias. Al mismo tiempo, colaboró con distintas agencias publicitarias, realizando campañas fotográficas para marcas argentinas e internacionales. A su labor profesional Senderowicz le sumó una enfática participación en el ámbito artístico. Fue socio activo del Foto Club Buenos Aires y jurado de varios concursos en la Federación Argentina de Fotografía. Pero quizás su mayor reconocimiento fue haber participado de La Carpeta de los Diez, aquel emblemático grupo de fotógrafos que contribuyó al desarrollo de la fotografía moderna en Argentina.
Las fotografías de Senderowicz tienen un hálito surreal. En ellas, las modelos nunca terminan de encajar con los escenarios en donde posan para la cámara. Como ha señalado el historiador Diego Guerra, ese desajuste entre modelos y espacios genera un efecto de extrañeza que no hace más que explicitar el artificio de la moda. Algo similar sucede en aquellas imágenes donde el escenario elegido es el propio estudio fotográfico. Podemos encontrar en ellas un doble gesto. Por un lado, buscan generar un extrañamiento en tanto muestran el detrás de escena, lo que debería quedar oculto. Por el otro, al develar el trabajo alrededor de la toma y del cuarto oscuro, producen un señalamiento: una reflexión sobre el oficio del fotógrafo. En ese sentido, estas fotografías dejan de ser solo imágenes publicitarias para transformarse en testimonios del consumo de masas. Documentos que evidencian la importancia de la fotografía en la industria cultural a mediados del siglo XX.