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Embajadas extranjeras

Ser diplomático y ser un diplomático no siempre significa lo mismo

Cuatro fantásticos Embajadores culminan su exitosa misión en Argentina

En un mundo globalizado donde todo está en constante movimiento, la diplomacia se ha transformado en una profesión clave para entablar relaciones. Sabido es que este oficio es solo para aquellas personas que estén preparadas para el cambio permanente. Ser diplomático de alto rango, es mucho más que saber moverse en un entorno con buenas maneras, es tener vocación, y por sobre todo cultivar fructíferas y permanentes relaciones con la comunidad internacional y más aún en el país donde están acreditados representando a su nación. El camino no siempre es fácil, suele ser arduo y necesita de mucha paciencia antes de comenzar en una Embajada, puesto que deberá dominar el manejo de las relaciones públicas, la negociación, ceremonial y protocolo, entre otros. Una vez superada esta instancia, ya estará en condiciones de ser secretario de embajada o cónsul de tercera clase y el destino al que podrá aspirar tendrá directa relación con su área de formación de grado, el orden de mérito y obviamente las necesidades del servicio. Para muchos el viajar constantemente puede llegar a ser una desventaja, sin embargo para otros, la actividad diplomática tiene justamente este gran condimento de que la rutina y la monotonía prácticamente no existen. O, dicho de otro modo, entran en la rutina de la no rutina. Esto implica sufrir el desarraigo de familiares y amigos, tener las maletas semi listas, y la capacidad de adaptarse a las costumbres de cada país donde fue destinado. En definitiva se trata de un estilo de vida.

Esto es lo que están viviendo ahora los embajadores de Dinamarca, Su Excelencia, Soren VOHTZ; Finlandia, Su Excelencia, Kirsi-Marjukka VANAMO-SANTA CRUZ; Irlanda, Su Excelencia, Jacqueline O’HALLORAN, e Israel, Su Excelencia, Galit RONEN; que culminan su misión diplomática en Argentina. Ser diplomático y ser un diplomático no siempre significa lo mismo. Porque un diplomático sabe de política sin ser político, comunica sin ser periodista, analiza la economía sin ser economista; con todos estos componentes en la profesión, el resultado es un excelente diplomático, que sin lugar a duda cosechará a lo largo de su carrera reconocimientos en entornos altamente internacionales viviendo experiencias únicas.
Estos cuatro fantásticos embajadores que hoy culminan su misión en Argentina, encarnan todas estas cualidades de la mejor manera; sin embargo, cuando se adhiere sinceramente a una diplomacia de ida y vuelta, el trabajo no concluye al finalizar el destino diplomático, sino que se extiende por el resto de la vida.

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