Connect with us

Embajadas extranjeras

A cien años del nacimiento del artista uruguayo Carlos Páez Vilaró

Adiós Sol! Mañana te espero otra vez. Casapueblo es tu casa, por eso todos la llaman la casa del sol

La Embajada de la República Oriental del Uruguay, a cargo del embajador, Su Excelencia, Carlos ENCISO CHRISTIANSEN, junto a la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat, le rindieron homenaje con una exposición organizada junto con el Museo Taller de Casapueblo. El mismo recorre sus inicios, cuando comenzó a plasmar en pinturas, dibujos y cerámicas escenas cotidianas de la negritud, del candombe y de todo lo que ocurría en el conventillo de Montevideo donde tenía su atelier.

La exposición “Cien años de un rioplatense” rinde homenaje a Páez Vilaró, con el aporte de coleccionistas que han prestado piezas para dicha exhibición.

Sus óleos tenían la frescura de la inmediatez, siendo él partícipe de reuniones y testigo de costumbres y ceremonias.
El recorrido en la Fundación Fortabat invita a los visitantes a transportarse a los comienzos del artista uruguayo, en los que seguía los pasos de Pedro Figari primero y luego, trasladaba un aire cubista en sus óleos, tras haber conocido a Pablo Picasso en Francia, una impronta que seguiría con viajes a Bahía (Brasil) y África, volcando en sus obras lo que más le impresionaba de las distintas culturas.

Nacido en Montevideo el 1 de noviembre de 1923, Carlos Páez Vilaró fue un reconocido artista uruguayo con una fuerte vinculación al candombe, ya que pintó centenares de obras al respecto pero también compuso letras para las comparsas, decoró tambores y actuó como incentivador de un folclore que en ese momento luchaba por imponerse contra la incomprensión.

Capítulo aparte para su máximo sueño, la concreción de Casapueblo. Sin ser arquitecto, realizo esta fantástica obra a la cual el mismo llamo su barco quieto.
Al principio levantó una casilla de lata, donde almacenó puertas viejas, ventanas y materiales para la obra de su futura casa. Luego, con la ayuda de amigos y pescadores, creó La Pionera, su primer atelier de madera. Con los años empezó a cubrirla con cemento y a modelarla con sus propias manos. Le llevó más de 40 años construir su casa/escultura viviente.


En el mismo museo están los dibujos exhibidos donde se observa su constante lucha contra la línea recta y el concepto de horno de pan.
Las habitaciones se fueron agregando como vagones a una locomotora y Casapueblo se transformó de a poco en su baúl para guardar recuerdos.
Hace ya muchos años que se ha convertido en el símbolo de Punta Ballena.
Carlos Páez Vilaró fue un hacedor incansable y pintó hasta el último día de su vida. Falleció en Casapueblo, el 24 de febrero de 2014.

No queríamos terminar este artículo sin rendir nuestro pequeño homenaje a semejante artista reflejando algunas frases del poema que le escribiera -a quien él consideraba- su entrañable “amigo”… el Sol.

Hola Sol! Otra vez sin anunciarte llegas a visitarnos. Otra vez en tu larga caminata desde el comienzo de la vida. 
Hola Sol! Gracias por volver a animar mi vida de artista. Porque hiciste menos sola mi soledad. Es que me he acostumbrado a tu compañía y si no te tengo, te busco por donde quiera que estés. Por eso te reencontré en la Polinesia, cuando te coronaron rey de los archipiélagos de nácar y los arrecifes dentellados de coral, o también en África, cuando dabas impulso a sus revoluciones libertarias y te reflejabas en el espejo de sus escudos tribales para inyectarles coraje. Te estoy mirando y veo que no has cambiado, que sos el mismo sol que reverenciaron los aztecas, el mismo de mi peregrinaje pintando por América, el que envolvió la Amazonia misteriosa y secreta, el que me alumbró los caminos al Machupichu sagrado del Perú, el de los valles patagónicos o los territorios del Sioux o del comanche. El mismo sol que me llevó a Borneo, Sumatra, Bali, las islas musicales o los quemantes arenales del Sahara.
Cuando era niño quería alcanzarte con mi barrilete. Ahora que soy viejo, sólo me resigno a saludarte mientras la tarde bosteza por tu boca de mimbre.
Chau Sol! Gracias por provocarnos una lágrima, al pensar que iluminaste también la vida de nuestros abuelos, de nuestros padres y la de todos los seres queridos que ya no están junto a nosotros, pero que te siguen disfrutando desde otra altura.
Adiós Sol! Mañana te espero otra vez. Casapueblo es tu casa, por eso todos la llaman la casa del sol.
La exposición “Cien años de un rioplatense” se puede visitar desde el 7 de septiembre hasta el 8 de octubre, de jueves a domingos de 12 a 20 horas, en el segundo piso del museo Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, Olga Cossettini 141, Puerto Madero (CABA).

Advertisement

Copyright © 2018 Ámbito Internacional | El mundo en un solo lugar.

Translate »