El mar de China Meridional es una de las zonas más disputadas del mundo y la soberanía de las islas artificiales que China ha construido con gran valor geoestratégico y económico, considerando estos islotes de prioridad nacional.
Frente a la posición de China, diversos académicos y especialistas en temas internacionales hacen alusión al tema legal que representa internacionalmente la disputa en el Mar de China Meridional, tanto geopolíticamente, geo económicamente y en términos geomilitares entre los países de la región, como así el hincapié en el papel que juega Estados Unidos y China.
Jurídicamente, se destaca la disputa sobre el derecho a adquirir territorio sobre los archipiélagos e islas en el Mar de China Meridional entre países que rodean el mismo, como la interpretación y aplicación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1982 que determinó los límites de las zonas marítimas, las plataformas continentales de los estados costeros, los estados archipelágicos y las características geográficas en el Mar de China Meridional de acuerdo con UNCLOS 1982.
China reclama para sí el 90 por ciento del Mar de Sur de China. Más aún, en 2010 en ministro de Relaciones Exteriores chino Yang Jiechi declaró que dicho mar constituía un interés medular para China, con lo cual se elevaba su posesión al más alto nivel de prioridad nacional y auto limitaba cualquier posibilidad de negociación en relación al mismo. El mismo Yang Jiechi, en una reunión de alto nivel de la Asociación de Países del Sudeste Asiático también en 2010, sintetizó la actitud de Pekín en relación con dicho espacio marítimo con las siguientes palabras: “China es un gran país y los demás son pequeños países y eso es simplemente un hecho”. Es decir, como en el Diálogo Meliano relatado por Tucídides en su Historia de la Guerra del Peloponeso, los países grandes hacen lo que quieren mientras los pequeños deben aceptar lo que les toque.
Para contrarrestar la prepotencia china, Estados Unidos se erige en defensor del ordenamiento jurídico en vigor. Ello, a pesar de no haber nunca firmado la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar. Al hacerlo, desafía el control del teatro de operaciones por parte de China, el cual se manifiesta por vía de la cercanía geográfica, por la construcción y militarización de numerosas islas artificiales por parte de aquella y por la presencia del grueso de la armada china –la mayor del mundo- en esa zona.
Se considera que la confrontación estratégica entre EE. UU. y China es la causa principal por la cual la situación del Mar de China Meridional se ha convertido en uno de los puntos calientes de la región de Asia-Pacífico y del mundo. Tanto China como EE. UU. tienen intentos de tomar el Mar de China Meridional bajo su control.
La competencia geopolítica, geoeconómica, geoestratégica entre EE. UU. y su aliado con China seguirá siendo un factor que afectará la situación en el Mar de China Meridional, no solo para la defensa del Mar de China Meridional, los derechos e intereses legítimos de los países que rodean el Mar de China Meridional, sino también es perjudicial para los derechos e intereses legítimos de los países fuera de la región de conformidad con las disposiciones de UNCLOS 1982. Por lo tanto, la situación está siempre en un estado de tensión e inestabilidad y la relación entre EE. UU. y China continuará escalando, tensándose y esa es la razón por la cual la situación se vuelve cada vez más compleja.
Históricamente, China ha tenido en cuenta el desarrollo de las relaciones con Estados Unidos: en 1972 durante la visita del presidente Nixon al país firmaron el Comunicado Conjunto de Shanghái.
Remontándonos a la historia en 1974 China envió tropas para invadir el grupo occidental de las Islas Paracels, donde en ese momento el ejército de la República de Vietnam, un aliado subordinado de los Estados Unidos, las tenía controladas.
Filipinas se opuso enérgicamente al uso de la fuerza militar por parte de China para invadir Scarborough Shoal dentro de la zona económica exclusiva de su país en 2012 y ante la resistencia filipina, China recurrió a Estados Unidos como “árbitro”, solicitando a Washington que presionara a Manila para que se retirara, mientras que Manila esperaba que Washington pudiera intervenir militarmente en virtud del Tratado de Defensa que las dos partes habían firmado en 1951.
El presidente filipino Benigno Aquino III, en junio de 2012 visitó Washington enviando una señal de unidad en la alianza entre ambos países, pero Estados Unidos mantuvo un “impreciso estratégico” sobre el significado del Tratado cuando estalló un conflicto en el Mar de China Meridional.
La situación se seguirá agravando debido a la confrontación entre EE.UU. y China, mientras el mundo enfrenta grandes desafíos por el impacto de la pandemia de guerras, epidemias e desastres naturales.